
Todos los animales que nacen en nuestro hogar se crían escuchando a la Madre Naturaleza y la enorme sabiduría que esta esconde entre sus plumas.
No se fuerza ningún proceso en los animales: ni la muda, ni la puesta, ni tampoco la cría y buscamos el máximo equilibrio entre la tierra y los animales que viven en ella.
En la búsqueda de esta unión, nuestros animales se alimentan exclusivamente de trigo, sobras de alimentos de nuestra mesa (pieles de fruta, pan con agua, verdura…), pasto e insectos. Cada día salen del corral durante media jornada, para contribuir con la Naturaleza (abonando con sus heces, escarbando y limpiando de insectos el jardín…) y a cambio nos proporcionan deliciosos huevos, con el sabor de antaño, el sabor de mi infancia, en el pueblo de mis abuelos.

Simplemente dejamos que la vida siga su curso, y nos limitamos a prestar atención a los instintos de las aves y al saber hacer con el que todas las criaturas han venido a este mundo.
Nuestro corral se asienta sobre un suelo de tierra y bajo varios árboles autóctonos (mimosa, acebo y níspero) que les sirven de cobijo y de perchas para dormir. El resto de la estructura está realizada en madera para aunar, al máximo posible, su lugar de refugio con el entorno en el campo.

Y si no están más tiempo libres es porque vivimos al lado de un bosque y, como es natural, hay depredadores, sobre todo zorros. Hemos sufrido varios ataques en los últimos años y perdido montones de animales, sobre todo en época de cría, en la que las madres amamantan y bajan a buscar comida para sus crías.
Nuestras kikas encluecan varias veces al año, pues son aves que tienen un instinto materno muy marcado. A nada que vean huevos en un nido se echan sobre ellos para incubarlos.
Esto unido a que es una gallina a la que no le importa de quién sean los huevos facilita que podamos cambiarselos por los de una raza que deseemos criar. Lo único que quieren es tener pollitos y les dará igual que sean de pato, de oca, de kika o de gallina, serán unas mamás fantásticas!!

Resulta enternecedor ver una pequeña kika con patitos corriendo detrás de ella, o cómo se queda esperando paciente al borde del estanque cuando los palmípedos siguen su instinto y se echan a nadar. Es toda una delicia!! Aquí hasta se han quedado cluecas las gallinas ponedoras y han sacado adelante nidadas de patos para asombro de muchos.


En nuestro corral conviven, a día de hoy, kikas comunes, kikas y kikos Nagasaki, gallinas Pita Pinta Asturiana, Leghorn, Araucana y ponedora común en plena armonía. No existe picaje entre los animales ya que el espacio del que disponen es más que suficiente para mantener una convivencia tranquila.
